jueves, 21 de junio de 2012

Iswe Letu: Corre, que el tiempo no se para


¡Corre, adelanta,
que el tiempo
ni te aguarda,
ni te espera!


Una desazón te aguija,
te acañaverea.
¡Corre,
que té quedas 
sin tiempo
con tu aflicción menuda
a cuestas!


Y Él te alcanza,
te aventaja,
te abandona
y desampara.
Te deja,
despiadado,
en la soledad más sola,
donde no hay
ni viento ni veredas.


¡Corre, trota,
que el tiempo
no te espera!


Y te aguija
y te acañaverea.

-

Gure 1


Yo, tú,
nosotros,
nosotras
y vosotros
o vosotras,
somos
la misma
persona,
contándonos
la misma pena,
inútilmente,
como contamos
las estrellas.


Gure 2


Sin embargo,
torcemos
los versos
a la esperanza.


Es, dicen,
lo último
que se pierde
antes
de la muerte.


Después,
no se pierde
nada.

-

Cambió de dirección,
giró en redondo.


En la blanca llanura
un punto negro
agrandaba el volumen
como bola de nieve
que, desde la cima del monte,
cae a velocidad vertiginosa,
con tal inercia
que el cerebro 
le paralizó
como la muerte.
Cambió de dirección, 
giró en redondo
en el preciso instante
en que deshizo 
el punto
su consistencia, 
su sustancia,
en un millón 
de carcajadas
que a su cerebro 
reventó

-

Así se curte,
encalleciendo
su temple
con amarga bilis
que enmascara
con su cántico,
metal purísimo
del que se hacen
los cuchillos.




Nadie puede
decir, sin rubor,
que fluye 
como agua 
de manantial, 
no,
a borbotones sale,
con el veneno
que sembró 
la infamia
en la leche 
de su infancia.

-

Solo los almendros tienen escondida


el alba y la defienden celosamente.


Solo yo conozco la mansión y


guardaré el secreto para siempre.




Que nadie se preocupe por ella


pues saldrá a regalarnos la alegría


y lo hará para todos. Es un obsequio


que, no sin esfuerzo, merecemos.




No revelaré el secreto, mas si afirmo


que algo habrá que luchar para obtenerla.


No hablemos de la paz. Es el futuro.

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