Obra: El hombre en piedra o arcilla.
Autor: Laraño Conde
Madrid, Entrelíneas Editores
Año: 2006
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¡VIVA ESPAÑA REPUBLICANA Y LA SELECCION ESPANOLA!
"Existen horas ciegas donde lo normal es no poder ver nada". Así comienza un libro que nos ha dedicado, por intermedio de un familiar, su autor. Escritor, dicho sea de paso, al que no conocemos.
Se trata de un viaje a sus recuerdos. O lo que él cree sus recuerdos. Ya en la primer página dice:
"lo único que pude rodearle es un tiempo perdido que se abre paso entre las líneas blancas de sus cabellos". Un viaje de madurez. Unas páginas más adelante agrega: "
la oscuridad que se espesa a su alrededor deshace las sombras pero pone luz a sus recuerdos". Y casi a renglón seguido:
"quien no se atreve a ir hacia atrás pierde en su memoria la audacia de estar con uno mismo".Y, ¿quién es ese
'uno mismo'? Pues
Luis Pérez Conde que firma la obra como
Laraño Conde, de familia obrera. Por tanto, es un viaje retrospectivo e introspectivo hacia u tiempo de la vida obrera de la postguerra. De la guerra del 1936/39. Por tanto, un tiempo de dictadura. La franquista. Y en una familia de represaliados, es decir: republicanos, antifascistas, anticlericales, revolucionarios... al parecer sin partido. Pero obreros al fin y al cabo. Con sus defectos y virtudes: fútbol (mucho fútbol), riñas familiares, estrecheces, peleas de patio, de escalera y de calle, sexo, luchas obreras en el tajo, pintadas antifranquistas... Todo un documento para sociología de un tiempo ido que está muy presente ahora mismo y que nos puede servir para aclara los defectos de la actualidad en esa clase obrera.
Tiene momentos de brillantez e incluso poéticos. En general los diálogos son ágiles, y los personajes, cuando se expresan, lo hacen mejor, con mucha mayor claridad, que cuando el narrador intenta hilar su historia.
Al libro le afean algunas cosas: una edición con numerosas erratas, una redacción que, a nuestro modo de juzgar, tendría que haber sido más trabajada y una excesiva repetición de ideas y conceptos. Quizás el autor, es un decir, debería de haber dejado su manuscrito en el cajón un tiempo, dejarlo enfriar prudencialmente. Y, luego, tal vez, quizás, a lo mejor, se hubiera dado cuenta que le sobraban muchísimas palabras.
Por el contrario, lo repetimos, es un inapreciable documento entre histórico y sociológico, con ciertos ramalazos, casi poéticos, de buena redacción.
Una literatura, ésta, que habría que estudiar, ya. Solo la editorial que ha publicado esta obra que comentamos muestra como novedades cuarenta títulos. Casi nada. Sabemos que existen otras empresas de edición dedicadas a publicar lo que los autores, pagando, les entregan. Unos relatos tendrán algún valor literario y otros valdrán menos que el pedo de una hiena vieja. Pero de todos se aprende algo.
Laraño Conde termina su narración así, de esta forma, sin quitar ni poner una coma:
"El tren que le ha de devolver a su lugar de origen, donde su vida camina, es más ligero que el que le trajo hace mucho tiempo a este lugar, en marcha, con un pensamiento sin grandeza, pero la fuerza de su fuerza.'No poner nunca más la memoria en manos de la memoria' ".
Amén.
